Comentábamos en nuestra anterior reflexión que las tradiciones hay que trascenderlas, pero en nuestro país están empeñados en abolirlas. Pero además de una forma zafia y rastrera. Me explico.
Han pretendido quitar los belenes, pero se armó tal belén, que han puesto uno que en nada se parece a la belleza de los belenes de otros años.
Han pretendido quitar la cabalgata, pero la tradición está tan arraigada en el pueblo que la han disfrazado de atracción de feria o anuncio circense. Y no es lo malo que los reyes sean ahora reinas (no es la primera vez), lo malo es que ahora lo publican para armar polémica entre el personal.
Los magos, en la tradición cristiana, nos representan a todos nosotros, ya que no siendo judíos, seguimos adorando el misterio de cada nacimiento en virtud de aquella singularidad ocurrida en Galilea. Y para reírse de aquella singularidad de la historia que encarnamos (repito), en cada nacimiento, a nuestros progres, únicamente se les ocurre, vestir de payasos a nuestros representantes, es decir, a los magos.
Ciertamente que Merlín también era mago, pero por respeto a su persona (ya que la nuestra parece ser que no lo merece), no debiera ser sacado de su contexto histórico, para introducirle en otro con el ánimo de provocar el cacao en las mentes inocentes de nuestros hijos y nietos.
Asimismo, trascender los hechos de la historia, no significa ridiculizarlos cambiando camellos por bicicletas, pajes por bufones, y dentro de estas amalgama de confusión que representó, entre otras, la cabalgata de los Reyes Magos de Madrid, retrotraer a los personajes de la “Guerra de las Galaxias” a los tiempos del rey Herodes.
La historia de nuestros mitos merece ser respetada. Y doy aquí al sintagma mito el siguiente valor: forma objetiva de expresar y representar las eternas verdades.
Pero supongo que los organizadores de estos eventos culturales (con perdón), equivocan mito con mentira y puestos a contar mentiras hay que reconocer que son los reyes de la creación: ahora no son los Magos los dan obsequios (caramelos) a los niños, son los niños los que tiran caramelos a los Reyes (¡Viva la República!).
Salvando las distancias, los talibanes destrozan todo vestigio de cultura arrasando como el caballo de Atila por donde pasan; algunos de nuestros gobernantes (perdón, gobernantas), pretender arrasar trastocando la historia de nuestros mayores. Confiemos que el tiempo, o nuevas elecciones, lo arreglen todo.