La Biblia, al estar inmersa en una sociedad patriarcal, revela el acontecer de Dios en la humanidad, a través del hombre. No obstante, cabe preguntar ¿es posible encontrar hechos reveladores de este acontecer a través de la mujer? Ese será el propósito del curso que daré este año en la Escuela Bíblica (Madrid) y Universidad María Cristina (San Lorenzo del Escorial).

El ser humano, bíblicamente hablando, y según la antropología allí expuesta, está compuesto de varón y hembra. Esta antropología no puede oscurecerse olvidando a una parte de la humanidad. Sí así fuera, la revelación bíblica no sería plena, adolecería, por olvido, de parte de eso que llamamos humanidad; por tanto, al estar viciada, dejaría de ser revelación para el creyente.

Mi objetivo con el trabajo que voy a exponer en este curso, es el siguiente:  reencontrar en los textos bíblicos la voz de la mujer, donde, asimismo, se revele el decir de Dios.

Para ello, mostraré una breve historia del devenir de la mujer en ese mundo, que aún hoy día, sigue marcado por el machismo. Para muchos creyentes, salvadas las distancias, el hombre sigue prevaleciendo sobre la mujer. Salarios, puestos de trabajo, cuidados en el hogar, atención de los hijos, y un etc. interminable, dependiendo de países y culturas, separa el comportamiento de sexos, prevaleciendo la masculinidad sobre la feminidad.

Son muchas las voces que sigo oyendo, en las que se culpa a nuestra tradición de este comportamiento. Sin obviar que somos hijos de nuestro pasado, pretendo mostrar que una revelación, que pretendemos atribuir a Dios, no puede caer en semejante error. De ser así, sería falsa.

Por supuesto que, si dicha revelación ha sido expuesta a través del hombre, esta impronta se observará en todas y cada una de las páginas bíblicas. Ahora bien, si la revelación es para la humanidad y la mitad de la misma está compuesta por mujeres, hemos de bucear para escuchar, entre tanta voz varonil, el estruendoso silencio donde Dios se revela, asimismo, a través de lo femenino.

Con estas palabras, invito a quien desee asistir al mencionado curso donde confío poder demostrar que nuestra tradición, a pesar de los claroscuros de la historia, merece la pena ser defendida, pues, de hecho, es ella la que nos permite poder respirar los aires de igualdad que, al menos, hoy en día, comenzamos a  tener en algunas culturas. La investigación que hoy presento, a principios del pasado siglo, sería impensable, incluso, en nuestra democrática Europa. Los adelantos en la exégesis bíblica y el conocimiento de pasadas culturas han sido fundamentales en los cambios producidos, entre otros tantos factores, en el pensamiento actual.