Si política es el arte de lo posible y religión de lo imposible, aunque esta página está hecha para hablar de lo que está más allá de lo posible, dado que en política están sucediendo cosas que parecían imposibles, permítame el lector unas letras sobre lo que nos está sucediendo.
Confieso mi ignorancia sobre los fines políticos de los partidos, a la hora de apoyar, silenciar o diferir los lamentables hechos que vemos día a día en televisión y que, la mayoría de los catalanes, y por tanto los españoles, están soportando. Dicho lo cual, se me ocurre un ejemplo para poder situarme en la decisión que debo tomar ante estos sucesos: Al igual que toda comunidad, yo también tengo la mía; me refiero a la comunidad de propietarios donde vivo. Cierto que esta comunidad no es España, pero seguro que el lector comprende lo que quiero decir, si acierto a explicarme.
El vecino del bajo se ha declarado en rebelión contra la comunidad porque no está dispuesto a seguir pagando el ascensor. Nosotros (la comunidad) le respondemos que se atenga a los estatutos. Ante esta rebelión, el vecino del quinto se ha unido al rebelde y argumenta que para que le llegue el agua caliente, precisa tener el grifo abierto, desperdiciando y pangando agua que no consume. Los dos unidos, han roto el ascensor para que comprendamos lo que ellos llaman, nobles propósitos. La comunidad les ha presentado los estatutos que ellos han firmado y, por tanto, aceptado.
¿Qué hemos de hacer ante esta situación? El vecino del cuarto pide diálogo, dado que el taconeo constante a altas horas de la noche, del vecino del quinto, le está haciendo la vida imposible. Los vecinos del tercero y del segundo por estar en medio del problema, unas veces defienden a unos y las más a los otros (la comunidad). El del primero a ciencia cierta, no sabemos qué piensa.
Pues en esas estábamos. Yo me imagino que si esto ocurriera en todas las comunidades, volveríamos a la edad de piedra. La ley, sea de la comunidad o de la nación está hecha para ser cumplida. Y si no nos gusta, pues toda la comunidad (¡toda!, no los rebeldes), podemos, democráticamente, cambiarla. Denunciados los hechos, el del quinto y el del bajo, comenzaron a pagar con los correspondientes intereses, los recibos aplazados.
¿Qué impide a la comunidad española, hacer pagar los daños y perjuicios que están ocasionando los autores de tanto vandalismo en Cataluña? En definitiva, nosotros hemos solucionado el tema comunitario, gracias a que el presidente ha reconducido este atropello ¿Cómo?
Olvidaba decir que ambos sublevados dejaron de pagar hace tiempo. Resultado: el presidente volvió a denunciarlos, hemos hipotecado sus viviendas, se han vendido los inmuebles para cobrar los impagados y ambos vecinos han tenido que abandonar nuestra comunidad.
Ahora resulta que el del primero, callaba porque los tubos de la calefacción de todos los pisos superiores pasaban por su vivienda y pretendía (tras observar los resultados de los sublevados), unirse a ellos y dejar de pagar la calefacción ¿Para qué, si la tenía gratis? Sin embargo, ahora nos saluda a todos muy amablemente y se guarda opiniones en contra, al ver los sucedido.
Si la comunidad española es de todos, no entiendo lo que está sucediendo ¿Y Vd. querido lector? ¿Pueden más los estatutos de una comunidad que la Constitución? La duda me embarga.¿Habríamos encontrado solución con otro presidente? Me refiero a mi comunidad.