Si religión es el arte de lo imposible, política es el arte de lo posible. Y dentro de lo posible, parece imposible que los políticos nos tomen por tontos. Ahora resulta que llegar a un acuerdo en Andalucía es un asalto a la democracia, todo depende de a quién beneficia el acuerdo. Cuando se acuerda con la ultraizquierda, se pregona que se acuerda con Podemos, la palabra ultraizquierda se oculta, pero cuando se acuerda con VOX, lo que se pregona es que se acuerda con la ultraderecha, ocultando la palabra VOX. Los extremos siempre son malos, aunque a veces, tanto unos como otros, sean necesarios, pero que no nos tomen por tontos, aunque solo sea porque al final votamos.