El Cardenal arzobispo de Madrid Carlos Osoro ha dicho sobre la manifestación feminista del pasado día 8 que hasta la Virgen acudiría a la mima. A quienes les haya sorprendido estas palabras les recomiendo que lean el magníficat (Lc 1, 46-56) y el manifiesto de la mencionada manifestación. A tenor de ambas lecturas se me ocurre a vuela pluma el siguiente comentario que puede representar la cara y la cruz de la misma moneda.
Cara:
El evangelista Lucas, nos transmite y refleja el sentir de María a través del Magnificat, que ya hace 21 siglos gritaba a su Dios que la librara de los soberbios y los dispersara, que derribara a los potentados y ensalzara a los humildes, dando de comer a los hambrientos, a la vez que pedía dejar sin nada a los ricos ¿Qué diría hoy María, ante la situación discriminatoria de la mujer?
La Biblia, que es un libro eminentemente patriarcal, reflejo de la sociedad de entonces, nos revela, no obstante, la existencia de una impronta feminista que los autores no han podido silenciar y que nosotros parecemos olvidar.
Así, y al margen de que la ley estuviera a favor de las dinastías machistas, ya desde la época de los grandes patriarcas observamos que el comportamiento de Sara cambia la dinastía y herencia de Abraham a favor de Isaac y contra Ismael. Posteriormente se repite la historia con Rebeca, esposa de Isaac, ya que hace recaer todos los beneficios legales a favor de Jacob contra el legítimo heredero que era Esaú.
La Biblia nos relata entre líneas la impronta femenina de estas mujeres (léase el libro de Rut), que ya en aquellas épocas mostraban su disconformidad con la sociedad y de hecho, fueron cambiando la historia. Obligado es mencionar a Betsabé, que consiguió que Salomón fuera elegido contra los derechos dinásticos de Adonías, etc. etc. etc.
Dicho lo cual, supongo (con el Cardenal Osoro), que María, estando de acuerdo con la manifestación, posiblemente no lo estaría con la huelga ¿Por qué?
Para responder al interrogante, veamos la cruz de la moneda:
Se da la circunstancia que CCOO y UGT alientan y solicitan en el manifiesto feminista que la educación ha de ser pública, laica y feminista ¿Pero no se trataba de una manifestación para reivindicar igualdad entre hombres y mujeres? Piden que no haya discriminación y terminan discriminando a todos los creyentes de este país ¿Acaso no tenemos educación pública? ¿Acaso se obliga a los alumnos a profesar alguna determinada creencia? ¿Por qué pretenden imponer el ateísmo si nuestra Constitución es aconfesional? ¿Acaso pretenden que nuestra sociedad deje de ser machista pero con la intención de reconvertirla en feminista? ¡Pues la hemos hecho buena! Y yo que creía que en esta manifestación todos los hombres y mujeres estábamos de acuerdo. Ya no sé qué pensar.
La educación cristiana ha recorrido todas las sociedades donde actualmente se da la democracia y donde imperan los DDHH. Si la Biblia hace más de 4.000 años ya nos muestra la rebeldía femenina en un mundo patriarcal, cuanto mejor nos habría ido si hubiéramos tenido más conocimiento de nuestras tradiciones, y no como pretenden ciertas ideologías borrarlas de nuestro acerbo cultural.
¿Existe mayor igualdad que la expresada por Pablo de Tarso al manifestar que en Cristo no hay ni hombre ni mujer (Gal 3,28), es decir, que lo que hay es persona, y ésta, lo es al margen de su condición sexual?
Qué pena, que quieran darnos lecciones aquellos que jamás, hasta el momento, han permitido en sus organizaciones que hubiera una mujer al frente de ellas. Arreglemos nuestra casa ante de pretender arreglar la del prójimo y comenzemos predicando con el ejemplo. Todo lo dicho, con el máximo respeto a lo que representan los sindicatos ya que su labor es necesaria para la buena marcha de las relaciones laborales.
No mezclemos las churras con las merinas, pues todos debemos estar de acuerdo, en defender la dignidad y derechos del ser humano sea hombre o mujer; por tanto, no conviene tratar de ideologizar y politizar toda humana y necesaria reivindicación.