Hay escenas loables y tiernas. Entre ellas, hay una que los medios de comunicación nos la recuerdan día tras días. Sí, es muy loable dar de comer y beber a los perros apresados entre el mar de lava. Aún más lo es el observar cómo una empresa de drones ha estudiando la forma de poder sacarlos de tan angustiosa situación. Pero mucho más loable es ver que alguien ha sacado a los perros jugándose la vida a través de la lava.

Pero…Si hemos elevado nuestros sentimientos haciendo nuestros el sufrimiento de los animales, cuánto más hemos de sentir el de nuestro prójimo. Aplaudamos el hecho de salvar a estos cachorros, sin olvidar que hay peronas que esperan ser salvados de su angustia

Junto al ladrido de los canes escucho el llanto de las personas. No podemos ser sensibles a aquéllos más que a éstas. El solo pensamiento produce escalofríos. Pero la realidad nos muestra que no se trata de una película de terror. Aquéllos comen, mientras éstos no han recibido apenas nada en comparación (se entiende), que no sean buenas palabras.

Reuniones, comités, aparatosas intervenciones, buenas palabras, ya está bien, ¡hechos!

Alguien ha salvado  a los perros. Loable.

¿Para cuándo a las personas? Lamentable