Parece ser que el respeto y veneración que tenían muchos creyentes católicos hacia la figura del Papa, no era sino en tanto y cuanto hablaba conforme a las creencias personales. Esas palabras de Cristo en las que dice: Habéis oído decir, pues yo os digo, no parecen actualizarse en ellos.
La religión que no se transforma en la historia humana, es una religión muerta. La palabra de eso que llamamos Dios, no puede quedar encorsetada en letra alguna, pues al ser infinita ha de inter pretarse constantemente en el devenir humano.
Ahora Francisco es criticado por los de dentro al decir cosas como que no hay que “domesticar a los indígenas” rechazando “las colonizaciones ideológicas”. Y mencionando que hay que hacer algo en la Amazonia a la hora de encontrar vocaciones para el sacerdocio; por ejemplo ¿ordenar a casados? ¿Dar nuevos ministerios a las mujeres?
La polémica está, especialmente, en el mundo eclesial, hasta el punto que le han llegado a llamar: hereje.
Digo yo, ¿dónde habrán leído estos “creyentes”, textos en los que se diga que los cambios, en el orbe católico, no son posibles, cuando precisamente el Nuevo Testamento, comienza con la imperiosa necesidad del cambio (metanoia)?
Si es cierto el refrán o dicho popular de “renovarse o morir”, las personas que critican a Francisco es porque, simplemente, están muertas.

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